lunes, 16 de septiembre de 2013

LEBENSRAUM ( ESPACIO VITAL).

Esta entrada ha sido escrita por Damián Iglesias Cebrián


Todos los nacionalismos, sin excepción, son creadores de mitos incomprobables, que anteponen la nación y el estado al individuo . 

Crean terminos falaces, como destino común o derecho de los pueblos, elevando el sometimiento del individuo a hecho primordial e incontestable; de tal manera que la libertad individual no puede ser viable sin la libertad de la idea misma de nación o estado.

Del mismo modo, todo aquello que amenace tal idea de nación o estado, es así mismo una amenaza para el individuo, pero no por la amenaza a la nación o estado en si, sino porque si el individuo no comparte la apreciación de dicha amenaza, se convierte él en parte de la misma contra la nación o estado.


El individuo, por tanto, debe someterse al grupo para formar parte de la nación o del estado, para no quedar proscrito, para no ser señalado como tal, asumiendo las ideas y planteamientos generales, sin necesidad de plantearse si tales ideas o planteamientos son justos u honestos, ya que los asume como una necesidad del destino común o del derecho del pueblo del que forma parte.

Enfrentarse en solitario al nacionalismo o al estatismo, conlleva demasiados riesgos para el individuo,. en primera instancia, lo cuál inclina a este a asumir dichos postulados, para garantizar su seguridad, sin valorar futuras exigencias del grupo; las cuales serán posibles cuanto mayor sea el énfasis que los mitos nacionalistas planteen.

Pues todos los nacionalismos son expansivos por naturaleza, ya que por esa propia naturaleza son improductivos, su finalidad no es mejorar la vida y las libertades individuales, sino el estatus identitario sobre el que se asienta.

Por ello todo nacionalismo, tiende al expolio de sus componentes en nombre del bien común, hasta extenuarlo, una vez extenuado necesita aportes externos que lo sostenga y aparece el engendro ideológico del destino común de la nación y de sus necesidades, rehuyendo responsabilidades, en la pérdida del bienestar de los componentes de la nación-grupo; para buscar el mantenimiento del mito en la ampliación del mismo, unas veces culpando a naciones o grupos vecinos, otras veces ampliando la extensión del grupo del mito en territorios e individuos de identidad asimilada por cercanías geográficas o históricas.

Surge entonces las necesidades de ampliación del espacio vital del grupo, mediante la apropiación de territorios e individuos, a priori, los más afines posibles, por asimilación identitaria si es posible y sino mediante la violencia, cualquier cosa justifica el fin común del grupo.

Pues bien esto es lo que acontece en estos momentos en el país-nación más antiguo de Europa, España, un estado moderno y democrático donde una parte del mismo que goza con un autogobierno, cuya cota de autonomía asombra a propios y extraños.

Esta parte, ha iniciado una andadura hacia la secesión, bajo una premisas falaces y falsas, porque estiman que son ajenos al grupo al que pertenecen, con un sentimiento de perjuicio falso pero a la vez contumaz y de agresividad soterrada nacida del nacionalismo mítico y expansivo.

Un nacionalismo que no solo pretende desgajarse del estado, sino una vez creado el propio, aumentarlo a costa de este y todo solo por dar pábulo a un mito falso sin contestación de aquellos que saben que es falso.

Buenas noches.

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